"Voy a tener mi propio consultorio"

 -Un reconocimiento a la viva imagen de mi ambición.

El presente año tuve la oportunidad de conocer un poco a un jóven aspirante a médico, un compañero de mi salón de biología de la preparatoria, y esa breve pero conmovedora interacción, provocó nostalgia en mi, de mi primer gran sueño, que si no fuera por la entrevesada labor de la escritura (una pequeña desviación en el camino), me habría convertido en doctora egresada de la FES Iztacala, porque ese era el plan puesto que me queda cerca de mi casa, y desde que estaba por salir de la secundaria, se estableció por mi familia y por mí,  que era la carrera que iba a cursar al ingresar a la universidad y la razón por la que entré a CCH.

Al tener un contacto con más cercanía, primeramente observé su temor, ya que por la exigencia del promedio, es de riguroso cuidado su excelencia para ingresar a la facultad, a lo que le mencioné la inteligencia que él posee y que la inseguridad no tenía cábida para lo que él había trabajado con tanto esmero. Posteriormente, me compartió que su hermana continuaba estudiando medicina, aquello, motivaba lo que era su pretensión para el futuro universitario, generar experiencia en hospitales públicos para ejercer su especialidad en un hospital privado, y ya teniendo asentado lo anterior, tener su propio consultorio. Al escucharlo con tanto interés, no pude evitar sentirme reflejada, ya que cuando hice el trazado de lo que sería mi supuesto trayecto profesional, era exáctamente la réplica de lo que él tenía en mente, lo que me pareció admirable por lo calculado que era.

Recordé lo comprometida que estaba con la idea de dedicarme al ámbito de la salud, estaba muy familiarizada con diversos términos del medio ya que con la debida antelación, me dispuse a estudiar y a indagar lo necesario para ser doctor en México, mi principal motor para tal elección, era poder ofrecerles a mis abuelos los cuidados necesarios, salvar y procurar la vida, además de que ellos tenían la esperanza de oportunidades profesionales que se cree que se tienen garantizadas al estudiar esta carrera, previendo algunos contactos que se poseen para que yo tuviera mi propio consultorio si ejercía en oftalmología, lo que a su vez, significaría entonces una solvencia económica importante y poder adquisitivo sin problemas, pero hay varias consideraciones que se debían tomar en cuenta.

Honestamente les adelanto, yo no tenía la vocación suficiente para un entorno tan hostil como lo es la medicina en este país, dejando de romantizar la profesión a través de mi serie favorita a propósito de esta historia que es Grey´s Anatomy o por ejemplo, The Good Doctor, que no son un retrato fidedigno por el marcado privilegio y la falta del esfuerzo extra en el que debe incurrir un estudiante en un país en desarrollo, si no más bien, son realidades completamente distintas que no me debía de comprar, si no, iba a caer en el terrible error de pensar que el único desafío sería estudiar la carrera y aprender de sus enormes dificultades prácticas.

Pero, hablando de la consciencia de clase, la verdad es que como en cualquier otro rubro, necesitas conexiones y estabilidad económica para sostener los 5 años de carrera, 1 del internado, la residencia, más la especialidad, y si me apuras, la subespecialidad, visualizando además de los libros y materiales, el transporte, la alimentación, el techo, la vestimenta, que en algunos casos partículares, es insostenible el no independizarse a la brevedad. Pero, hay más peros, atravesamos por una problemática de deficiente salud mental por parte de los medstudents, que todavía ni si quiera son médicos, pero tienen una carga encima de expectativas sociales y personales de proporciones monumentales, agregándole como capa de profundidad, una cultura del esfuerzo que alimenta a la sociedad del cansancio.

No podía apuntar a la ruta del echaleganismo, así que debí renunciar al conocimiento adquirido y a las buenas intenciones, señalando que no se cuenta con el mismo equipo de trabajo que en otros lugares, existe desabasto de medicamentos y una violación constante a los derechos laborales. Circunstancialmente, dentro del marco de la politización de mi persona, deseaba especializarme en ginecología y obstetricia, debido a que existe un terrible desinterés en esta área que le concierne a más de la mitad de la población mundial, millones de vidas de mujeres están en constante riesgo debido a que únicamente el 10% del presupuesto de una clínica hospitalaria en promedio es para esta sección, lo que repercute en investigaciones deficientes, la aplicación de métodos obsoletos y diagnósticos poco precisos, por no mencionar también la carga histórica que tienen estas consecuencias, es una estructura que díficilmente una persona va a llegar a revolucionar, es por ello que le perdí el hilo a este sector.

Más que sonar pesimista, honro la profesión de los doctores, busco aplaudirle a los médicos en formación que aún con todas estas trabas, se lanzan al precipicio del mundo adulto para una labor tan humanitaria como lo es el juramento de hipócrates, que además considero es una que debe ejecutarse con humildad, sensibilidad y entrega a la comunidad, no para el ego, ya que al estar en una constante con la muerte, al morir un paciente o informarle a alguien que el otro ya no está, estimar el rescate del espíritu y los valores de la vara de Esculapio es fundamental, ya que acata a la fuente de seguridad de la curación, el ser símbolo de paz para el enfermo, que justamente, diversos médicos con convicción que conozco, han podido significar.

Esperaría de todo corazón que el individuo protagonista de esta narración, logre ser el médico que alguna vez aspiré a ser, como compartimos la misma pasión, aseguro que tiene un gran potencial que, ya estará en su toma de decisiones, su direccionamiento y focalización, que, que más idóneo sería que fuera a través de la ética, bondad y compasión.

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