"Los perritos se te acercan"
-Diógenes está en mi cuerpo
Hace tiempo cuando aún usaba tiktok, me topaba con videos cortos de personas que mencionaban como cualidades extraordinarias el hecho de que los animales se les acercaran o que los bebés les sonrieran, a lo que no pude evitar preguntarme... ¿y eso qué tiene? ¿por qué eres mejor persona por algo así?
Digo... me cuestiono todo y no entendía el por qué eso era considerado una cualidad, puesto que era algo cotidiano para mí, daba por hecho que a todo el mundo le pasaba y nunca presumí de ello, entonces, esos videos me dejaban un mal sabor de boca porque dotaban de grandiosidad algo que consideraba hiper banal, suena bien pretensioso ya lo sé, pero tuve que observar más de cerca esos acontecimientos para repensar la manera en la que entendía esos contenidos.
La principal razón por la que redacto esta especie de página en mi diario público, es porque el día de ayer me encontré a un perro en la facultad que necesitaba un poco de afecto y se lo dí, y resulta ser que por alguna razón el susodicho perro se encontraba al siguiente día afuera de mi salón y lo volví a acariciar, fue una "coincidencia interesante" ya que no había manera de que el mismo perro supiera donde iba a tomar clase por primera vez (ni yo sabía dónde era mi salón) además de que llegué tarde porque fui al baño y ahí estaba el callejero, por obvias razones, su visita me hizo muy feliz y pensativa...
Oigan me acabo de acordar que tuve que dejar de decirles Perrillos como diminutivo de perros porque yo no sabía que era despectivo, pero suena lindo ¿no? no crean que tiene connotación grosera jaja.
Los perros
Yo nunca tomo a los eventos como casualidades, tengo el defecto de sobreanalizarlo todo y realizar abstracciones sacadas de un montón de cosas que sé de varios lugares y de mi propia experiencia creada, entonces, ¿a donde demonios quiero llegar?
Les quiero contar en esta ocasión de que no es la primera vez de que los perros callejeros deciden acompañarme en mi vida. Cuando era niña (4-5 años) había en mi calle un perro al que le decían "Vaquero", era muy grande y era mi mejor amigo, siempre quise adoptarlo. Un día, desapareció y no supe que le pasó, me puse muy triste y traté de convencer a mis cuidadores de buscarlo en cada perrera de la ciudad porque una maestra me orientó con mi inquietud, me dijo lo que les pasaba a los perros callejeros y yo tenía miedo de que fuera sacrificado, al final de cuentas, era el único ser vivo con el que platicaba y jugaba, pero no supe más de él.
Recuerdo que hacía dibujos de Vaquero, parecía un pastor belga pero con menos pelaje, de tonalidad ocre y un instinto protector hacia los niños, el hecho de que ya no lo haya vuelto a ver de la noche a la mañana me dejó un miedo a volver a encariñarme de un perro, pero... ¡los méndigos me persiguen! ¿y sabén que? ya no me resisto, entiendo que cada quien va por su lado y si nos encontramos fue por una razón, pero no debo apegarme...
Después, dónde yo vivía, los vecinos acostumbraban a aventar perros, gatos, gallinas hacia los lotes de enfrente (mi casa), y hubo un tema, que una vez, cuando tenía 6-7 años, me percaté que uno de esos perros estaba vivo, era apenas un cachorro moribundo que lloraba como no tienen una idea, así que tuve que incitar a mi papá de invadir propiedad privada (el terreno de al lado) para sacar a ese perro de ahí, y lo logramos. Cuidé a ese perro durante un tiempo, mi hermana me ayudaba a alimentarlo y cosas por el estilo, pero un día mi abuelo me quebró el corazón cuando como si fuera basura, lo sacó a la calle y ya no me permitieron tenerlo ahí.
Ahora hablando de perritos domésticos, me llama la atención el como ME ADORAN, he tenido muchos perros, un pastor inglés creo (Pirata), mi hermana tenía un pastor alemán (Marley) al que le daba a escondidas lo que yo no me quería comer, uno de mis tíos tenía un maltés (Robin) al que entrené para ir por la pelota y sentarse, una chihuahua (Julieta) que comía elotes, tuvo camada con un chihuahua llamado Romeo y su mejor amiga era mi chihuahua (Bambina) que tenía una chistosa exotropía, una Yorkshire Terrier (Chewy), un verdadero caso del que desafortunadamente me tuve que despedir (era de mi ex pareja), recientemente un perro que era de unos amigos fue atropellado pero también le estimaba, era un Akita américano (Kayser), por último, la más longeva, un Bichón maltés (Cereza) que ha estado ahí en mis momentos de enfermedad y tiene un raciocinio impresionante.
Una de mis mejores amigas (Amelie) tiene un perro llamado Baloo, que cuando he ido a su casa, no se puede contener de la emoción de jugar conmigo y echarse panza pa arriba (lo mismo hacía mi bulldog inglés (Soni) D.E.P) y más feliz soy yo de volver a ser niña y jugar con esas criaturas tan suavecitas y adorables, a lo mejor también deba introducir en un futuro el cómo también me quieren las vacas, gatos, insectos y roedores, pero creo que eso tiene un desarrollo posterior más extenso.
Somos los callejeros.
Hoy en día, hay otro perro en la calle donde mi padre guarda su auto, me lo encontré una noche dentro del "parqueadero" y desde ese día, ese lindo perro blanco y negro no para de irme a saludar cada que voy para allá, o también, podemos hablar de un perro que va por agua al negocio de mi padre porque sabe que yo le voy a dar, verdaderamente desconozco si ya se entendió mi impresión, estoy maravillada de que es más posible que un animal acuda al lugar al que voy a que un ser humano lo haga, y esa conclusión probablemente me cueste toda mi creedibilidad con y para ustedes y crean que es producto ya de mi demencia, que a lo mejor tienen razón, de verdad, no los culpo por pensar eso, pero yo decido mejor hacerme llamar "Diógenes" antes de que digan que soy la loca que le habla a los perros...
Afortunadamente ningún animal nunca me ha atacado (solo me cagan las palomas) entonces confío en la especie de pacto que se puede tener con ellos con el afán de ayudarnos mutuamente y respetar nuestro tránsito por esta experiencia corpórea, a lo mejor y al rato algo sucede, pero mientras soy feliz, si esos animales confían en que yo no les haré daño, yo como mamífero también lo haré con ellos.
Si llegaron a esta parte de la columna, primero muchas gracias por no tomar esto con gracia, ya que es importante para mi autismo sacarlo, por eso esta necesidad de escribirlo y de publicarlo, voy a concluir este pensamiento diciendo que si me ven por la calle con una jauria acompañándome, déjenme ser, estoy justo donde quiero estar, y que además es algo necesario tener un respaldo, seres cuadrúpedos que cuiden a un ser pequeño como yo que le encanta ser vagabundo, al fin y al cabo, también soy un humano callejero, bohemio y silenciosamente anarco.
Pues voy a defender mi tesis, ¿cómo tenemos la certeza de que Diógenes no se encarnó en mi cuerpo? aparentemente, seguimos la misma escuela cínica, valoramos a los perros, vivimos en la calle, despreciamos los placeres ilusorios y apreciamos la simplicidad, nos burlamos de los poderosos y mantenemos una herejía constante casi de que con todo, la única diferencia notable es que yo si me baño y no soy tan pobre, pues, ya adivinaron, los quiero convencer de creer en mis delirios.
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